La plaza Universidad de Huesca, vacía. Salvo por varias decenas de policías que la ocupaban en su totalidad y se encargaban de conducir a una esquina, a un redil limitado por vallas, al centenar de personas que convocadas por la Cumbre Social esperaban la llegada de los invitados al acto institucional para manifestarles su hastío. Y que balaban ante tal trato cada vez que una presencia institucional pasaba en la lejanía; y no hacían lo que Jorge Verstrynge, en Huesca hace unos días, pronosticaba: si nos tratan como a perros, llegaremos a morder.
Junto a la CS, personas de Hambre de Justicia reivindicando las motivos de su ayuno voluntario (9 días ya) y gentes del colegio Juan XXIII, que exigen el mantenimiento de la 3ª vía. Banderas esteladas aragonesas, gentes que reivindican el no abandono del mundo rural , representantes sindicales, escritores, sindicalistas ... Todos esperando, en una distancia impuesta que indigna, a la persona que se supone debe estar en diálogo permanente con estos aragoneses/as excluídos de la oficialidad de los actos protolarios como el de hoy.
LFR llega. Por una calle trasera. Acompañada por la máxima autoridad municipal enfila las escaleras de acceso al Museo sin dirigir siquiera una mirada al abigarrado grupo que trata de llamar su atención.
Saludos en el interior y discurso. Ángel Borruel se quita la chaqueta y es conducido al exterior; junto con una acompañante son identificados. NO HA HECHO ABSOLUTAMENTE NADA, ni siquiera se había movido desde el lugar, también éste alejado de la máxima autoridad aragonesa, donde desde el primer momento lleva aguantando el previsible discurso.
Fuera los ánimos siguen tranquilos, pero firmes. Hay quien eleva su voz, en vano intento de ser escuchado; hay quien trata de entablar diálogo con algún policía en vano intento de comunicación; hay quien adelanta unos centímetros la valla del redil provocando la reacción desaforada en una policía que no entiende que su labor es templar y no caldear ánimos... En fín, lo normal.
Dentro, unos refrescos. Fuera, el calor y el sol cayendo a plomo. Unos a comer, otros a seguir ayunando. Un mismo día de Aragón para todos; diversas realidades, sin embargo.
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