Los alumnos del IES Pirámide de Huesca llevaban más de una semana quejándose de las dificultades de movilidad en su propio centro. Todo el mundo fuera de los pinares, que puede esconderse un francotirador, los contenedores fuera de sus ubicaciones habituales, el día 15 todo el alumnado con su identificación a mano ...
También en la ciudad se notaban movimientos extraños: controles donde nunca los había habido, descenso de uniformados al alcantarillado, molestias varias...
Aparco el vehículo en el cementerio y comienzo la caminata hasta llegar al IES Pirámide. Antes de llegar, la policía posicionada junto a la rotonda. En la puerta exterior del recinto, nuevo
control; me dejan pasar y me dicen que me dirija a Prensa de la Casa Real. Atravieso la avenida hasta la entrada al edificio y allá la primera sorpresa: compañeros y compañeras de los medios de comunicación esperando, llevan un rato ya, una acreditación. Lo que no me afecta porque no llevo ninguna, ni la he pedido. En el hall de entrada, una pantalla de plasma va proyectando fotosgrafías: LOMCE NO, banderas verdes, no a los recortes ...
¿Será que la libertad de expresión es un hecho en este país? Enseguida me vuelven a la realidad: un grupo de alumnas que dibujaban unas pancartas con lemas republicanos y pro escuela pública han visto requisado su trabajo por personal que se identifica como de la casa real. Supongo que si los lemas hubiesen alabado la belleza monárquica o los esfuerzos serratianos por impulsar el
analfafetismo funcional, estas alumnas no hubiesen conocido de primero mano lo que es la censura del siglo XXI. Eso sí, tras el acto, les avisan, que podrán recuperar el material en la conserjería del centro.
Temiendo que la cosa pueda acabar en besamanos palaciego, huyo. A la rotonda de la entrada donde alrededor de 150 personas, que crecerán hasta el doble en número a lo largo de la protesta,
despliegan ya banderas tricolores, alguna roja y muchas, muchas, verdes. Pancartas que exigen el alejamiento de las empresas de la universidad, otras que claman por una educación universal y al alcance de todos, alguna que habla de recortar figuras conocidas a la altura del cuello, muchos pitos atronando...
Escucho protestas de alumnos a los que se les conmina, si salen del recinto académico para unirse a la protesta, a que no vuelvan a entrar; protestas de los concentrados , siempre constreñidos a una estrecha franja junto a la carretera y acorrolados por policía en todo el perímetro. Rifirafes habituales, representantes de la plataforma atendiendo a los medios de comunicación que se acercan para tomar del acto algo más que las fotos oficiales; en fin, lo habitual.
Los concentrados saludan con una aluvión de pitos y consignas el paso de cualquier vehículo con las lunas tintadas. Tan sólo el camión de limpieza viaria municipal es recibido con aplausos. Tras
más de una hora de espera, un cortejo de seis vehículos enfilan la entrada; rapiditos y custodiados.
La visita de Letizia a Huesca se ha convertido, de hecho, en una nueva muestra de rechazo tanto a las políticas educativas del gobierno como a la existencia de la monarquía. Tras la vergonzosa espantada perpretrada hace unas semanas cuando pusieron al rector de la UZAR a tapar torpemente las vergüenzas de una casa real desprestigiada y un ministerio, el de educación, sin ninguna cintura política, han pretendido sacarse la espinita en Huesca; con poco o ningún éxito, aventuro.
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